Parte “oficial” del comandante del destructor Velasco sobre el hundimiento del acorazado España:
“A las 6,35 se vieron unos pesqueros entre cabo Ajo y Quejo, disparando un cañonazo para ahuyentarlos; a las 6,30 se vio al «España» al N.; a las 7 se vio un pesquero al que se mandó atracar y cuando estábamos parados recogiendo a la gente se vio un barco que trataba de entrar en Santander.Mandé desatracar al pesquero quedándose cuatro hombres a bordo, que decían “Ellos no volvían a tierra de ninguna manera”.Se puso régimen de 26 millas y proa al barco que se proyectaba sobre Cabo Mayor, a 5.000 metros de distancia. A las 7,15 se hicieron 6 disparos con el cañón de proa, cesando el fuego al verse el barco parar y rumbo 270. Al llegar a las 7,20 al N. de la ensenada de Galizano a unos 2.700 metros de distancia de tierra, puse régimen de 10 millas y goberné hacia el E. por considerarme próximo al campo minado, se puso por Código internacional al barco mercante diciendo que hiciera rumbo N. En este momento, las 7,30, el «España» que durante la persecución del barco venía al N. nuestro, y se encontraba a una milla, metía a Er. y gobernaba al O. Al terminar de gobernar un marinero dijo “acaba de levantarse una gran columna de agua al lado del «España» y un fogonazo”.Pensé enseguida que había tocado con una mina y me dirigí hacia él, manteniéndome al E. de él por temor a tocar nosotros también. Aprecié una fuerte escora del «España» a Br. y cuando me dirigí hacia él para acercarme porque ya lo veía parado y muy escorado, llamó por señales ópticas diciéndome que atracáramos.Como así lo hice, aceptando el riesgo que suponía el maniobrar con mi buque en un campo minado y pensando solamente que en caso de hundirse el «España» su dotación solo tenía el nuestro como salvación, manifestándoselo así a mi Segundo Comandante, a quien dije “el «España» se hunde. Aquí nos salvamos todos o nos hundimos los dos” y se ordenó preparar la maniobra de atraque; aunque no había mucha mar, si había la suficiente para que los barcos golpearan fuertemente, además el costado del «España» es poco a propósito para el atraque, por los cañones que salen de sus bandas y los salientes de las hélices de este buque, hacía imposible el amadrinarse, así que decidí atracar solamente la amura de Er. a la aleta de Br. del «España».Así se hizo sin dificultad alguna, quedando amarrado con una estacha a las 7,45, comenzándose inmediatamente el embarque de la dotación del «España». Estando en la faena del transbordo del personal, aparecieron dos aviones enemigos que fueron rechazados por la artillería de a bordo y la del «España». El transbordo al principio fue lento, porque se pensaba que aun podía salvarse el buque, hasta que los progresos de la inundación hicieron ver que era inútil esperar.La proximidad de tierra, de donde debían de estar presenciando toda la operación, aumentaba lo angustioso de la situación, pues era de temer un ataque fuerte de la aviación enemiga y la presencia de los destructores rojos; así lo hice presente al mando del «España», haciéndole ver la necesidad de acelerar el embarque, pues todo podía terminar en un desastre mayor que el que presenciábamos.Por otra parte este buque sufría considerablemente con los golpes que la mar nos hacía dar contra el «España», a pesar de las numerosas defensas de cois que se pusieron, produciéndose numerosas abolladuras y dos desgarramientos en la plancha del costado muy próximas a la flotación. Permanecimos atracados desde las 7,45 hasta las 8,30.…A las 8,30, embarcado ya el Comandante del «España», se picó la estacha y se desatracó de él. Se pensó en torpedearlo para acelerar el hundimiento y tuve apuntados los tubos para ello, pero se desistió de ello. En realidad no era necesario, estaba ya próximo a meter la regala de Br. en el agua.”
Autor: Victor Luis Alvarez Rodriguez
*Los datos aquí publicados han sido contrastados con varias fuentes.